Acerca de Jucum

Historia de JUCUM

¡En una visión, Loren Cunningham podía ver un mapa del mundo, vivo y en movimiento! Las olas del mar chocaban en todos los continentes, se adentraban en el territorio hasta que todos las naciones quedaron cubiertas. Mientras el observaba, las olas se convirtieron en jóvenes de todas las razas.

Los jóvenes iban de casa en casa, ayudando a los desamparados y hambrientos, y preocupándose por las personas de todos los lugares a los que fueron. Su visión fue el ver a los jóvenes cumplir la Gran Comisión en Marcos 16:15.

Así que en 1960, comenzó con Juventud Con Una Misión y las olas se convirtieron en una realidad. Cientos de miles de personas han ido a las naciones por medio de JUCUM. En la actualidad, gracias al poder de Dios y su gracia, JUCUM es la organización misionera más grande del mundo.

Actualmente somos mas de 17 mil voluntarios cristianos a tiempo completo, provenientes de diversos trasfondos culturales y tradiciones cristianas, dedicados a servir a Jesús en todo el mundo bajo la consigna de «CONOCER A DIOS Y DARLO A CONOCER» por medio de diversos ministerios. Contamos con mas de 1000 lugares de operaciones, también llamadas bases en las de 180 países al rededor del mundo.


Declaración de Fe

Juventud Con Una Misión (JUCUM) es un movimiento internacional de cristianos de muchas diferentes denominaciones dedicados a presentar a Jesús personalmente a ésta generación, a movilizar cuanta gente sea necesaria para ayudar en ésta tarea y a entrenar y equipar creyentes para que lleven a cabo su rol en el cumplimiento de la Gran Comisión. Como ciudadanos del Reino de Dios, estamos llamados a amar, adorar y obedecer a nuestro Señor, a amar y servir a Su cuerpo, la iglesia y a presentar todo el evangelio, a toda persona y alrededor de todo el mundo.

Nosotros en Juventud Con Una Misión creemos que la Biblia es la palabra inspirada y autoritativa de Dios, revelando que Jesucristo es el hijo de Dios; que las personas están creadas a imagen de Dios; que Él nos creó para tener vida eterna a través de Jesucristo; que aunque todas las personas hayan pecado y estén apartados de la gloria de Dios, Dios ha hecho que la salvación sea posible a través de la muerte en la cruz y la resurrección de Jesús; que el arrepentimiento, la fe, el amor y la obediencia son la respuesta adecuada a la iniciativa de la gracia divina hacia nosotros; que Dios desea que toda la gente sea salva y venga al conocimiento de la verdad, y que el poder del Espíritu Santo sea demostrado en y a través de nosotros para llevar a cabo el último mandamiento de Cristo: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15).

 


Carta Magna Cristiana

Afirmamos la Carta Magna Cristiana la cual describe los siguientes derechos básicos así como están implícitos en el Evangelio.

Todas las personas de la tierra tienen derecho a:

  • Escuchar y entender el evangelio de Jesucristo.
  • Tener una biblia disponible en su propio idioma.
  • Tener una comunidad cristiana disponible y cerca para poder reunirse regularmente y tener enseñanza bíblica y alabanza con otros en el cuerpo de Cristo.
  • Tener una educación cristiana disponible para sus hijos.
  • Tener cubiertas las necesidades básicas de la vida: comida, agua, ropa, vivienda y cuidado médico.
  • Llevar una vida productiva de plenitud tanto espiritual, mental, social, emocional y física.

Nos comprometemos, por la gracia de Dios, a cumplir este pacto y a vivir por y para Su gloria.

(Desarrollado por el Liderazgo de JUCUM, 1981)


Pacto de Manila

El Pacto de Manila es una declaración de misión preparado y orado por el liderazgo de Juventud Con Una Misión (JUCUM) y confirmado por 1,500 obreros en la Conferencia Internacional de Obreros y Liderazgo en Manila, Filipinas, el 4 de agosto de 1988.

Afirmamos que el llamado de Juventud Con Una Misión como comunidad misionera es ayudar a completar la Gran Comisión.  Celebramos el llamamiento del Señor Jesús sobre nuestra Misión de estar involucrados en evangelismo, entrenamiento y misericordia. Renovamos nuestro compromiso hacia el Señor y hacia unos y otros para que por la gracia de Dios y el poder del Espíritu Santo, podamos hacer todo lo que Dios nos pide para ayudar a completar la Gran Comisión.

Afirmamos el llamado del Señor sobre nuestra Misión para movilizar jóvenes para la evangelización mundial. Expresamos por medio de este pacto, nuestro compromiso de ver jóvenes movilizados en gran número para la evangelización mundial y que las personas jóvenes que puedan cambiar el mundo, tengan la oportunidad de tomar roles de liderazgo e influencia en nuestra Misión.

Afirmamos el llamado de Dios sobre nuestra Misión de enfocarnos en alcanzar a aquellos que nunca han sido alcanzados con el Evangelio. Declaramos nuestro deseo de ver decenas de miles de obreros movilizados hacia las siguientes nueve fronteras de la evangelización mundial: el mundo musulmán, el mundo budista, el mundo hindú, el mundo comunista, la pequeña mitad, los cristianos nominales, las ciudades, los pobres y necesitados y los pueblos tribales.

Afirmamos el señorío de Cristo sobre cada esfera de la vida. Nos comprometemos a compartir el evangelio de Jesucristo de tal forma que Su señorío sea proclamado sobre las vidas de individuos, las naciones, la familia y el hogar, la iglesia en todas sus expresiones, la educación, los medios de comunicación, las artes y el entretenimiento, el mundo de los deportes, el comercio, la ciencia y la tecnología, el gobierno y la política. Creemos que esto debería ser hecho en el mismo espíritu con el que Jesucristo vino: como un siervo humilde, renunciando a todos sus derechos y agradando a Su Padre.

Afirmamos que Dios quiere que Juventud Con Una Misión sea representativa de todas las naciones de la tierra y que nuestro personal y liderazgo esté compuesto por personas de todas las razas: África, Australia, América Latina, Oceanía, Medio Oriente, Asia, Europa y Norteamérica.

Afirmamos nuestro llamamiento como Misión a amar a las personas tanto en palabras como en acción, para proclamar y mostrar las Buenas Nuevas del Evangelio. El evangelismo personal y la preocupación práctica darán testimonio del Señor Jesucristo. En acuerdo, nosotros, por medio de la gracia y la misericordia de Dios, proclamaremos las Buenas Nuevas y haremos actos de misericordia para que hombres y mujeres abracen la verdad del Evangelio.

Afirmamos la importancia de hacer la obra de Dios, a la manera de Dios. Declaramos nuestra total dependencia de Dios para recibir sabiduría y le pedimos que nos revele cualquier señal de paternalismo, prejuicio y triunfalismo. Elegimos seguir el ejemplo del Señor Jesucristo quien entregó todos Sus derechos, defendiendo los derechos de los pobres y sirviendo a aquellos a los cuales vino a ministrar en humildad.

Afirmamos que Dios desea en posiciones de liderazgo y responsabilidad dentro de la Misión tanto a mayores y menores, como a hombres y mujeres.

Afirmamos un estilo de liderazgo de servicio y la importancia de rendir cuentas y estar sumisos en nuestro estilo de liderazgo y actitudes. Confirmamos la importancia de que todo nuevo personal pase por un período de entrenamiento y orientación cultural apropiado para ayudarlos a prepararse para su servicio en el Reino de Dios. Expresamos nuestro deseo de que Dios esté continuamente avivando y vigorizando nuestros programas de las Escuelas de Discipulado y Entrenamiento para que sean una fuente de ánimo, equipándose y fortaleciéndose para realizar el servicio cristiano.

Afirmamos la importancia de un espíritu de humildad, quebrantamiento y una transparencia santa en nuestras relaciones los unos con los otros. Nos comprometemos nuevamente a los principios de unidad descritos por el apóstol Pablo en Efesios capítulos cuatro y cinco. Aceptamos la responsabilidad de tratar con cualquier debilidad de carácter o barrera cultural, en una manera que sea agradable al Señor Jesús y que promueva la unidad dentro de nuestra Misión y con todo el cuerpo de Cristo.

Afirmamos la importancia de vivir una vida bíblica y equilibrada. Creemos que necesitamos cristianos de todos los trasfondos y persuasiones teológicas en el cuerpo de Cristo. Necesitamos su santo consejo, sabiduría, enseñanza y ayuda para que seamos todo lo que Dios quiere que seamos.

Afirmamos la importancia de la iglesia local. Humildemente pedimos a Dios por su gracia y ayuda para que podamos multiplicar y edificar las iglesias locales y trabajar como colaboradores en el cumplimiento de la Gran Comisión.

Afirmamos el ministerio de la oración y la intercesión. Declaramos nuestra total dependencia de Dios y le pedimos que continuamente reavive nuestros corazones para que siempre seamos una Misión que interceda por las naciones y busque a Dios para Su dirección y guía. Creemos que Dios ha llamado a nuestra Misión a edificar todo lo que se haga sobre el fundamento de la oración, sabiendo que aparte de la dirección de Dios, nuestros mejores esfuerzos serán solamente obras muertas. Además, declaramos nuestra necesidad de que otros oren por nosotros.

Afirmamos la importancia de rendir cuentas entre Juventud Con Una Misión como un todo y entre nuestras bases, ministerios, equipos y escuelas. Confirmamos nuestra necesidad de estar en sumisión a aquellos a quienes servimos, aquellos que están sobre nosotros en el Señor y a aquellos con quienes trabajamos juntos. Creemos que este espíritu de rendición de cuentas da la bienvenida a la corrección, el ánimo y la apertura, tanto en nuestras vidas colectivas como personales.

Afirmamos el valor del individuo. Nos comprometemos a seguir el propósito de edificar y equipar a todos aquellos que Dios nos envía para el cumplimiento de Su ministerio y el propósito que Él tiene para sus vidas.

Afirmamos el ministerio de la hospitalidad y nos comprometemos a abrir nuestras bases, hogares y corazones a todos aquellos que Dios nos envía. Reconocemos que esto es una responsabilidad bíblica y con gozo aceptamos el privilegio de servir y honrar a las visitas, maestros, otros JUCUMeros y a los pobres y necesitados por medio de este ministerio.

Afirmamos la importancia de rendir cuentas financieramente. Declaramos que como Juventud Con Una Misión viviremos por los más altos niveles legales, espirituales y éticos en cuanto a nuestro manejo financiero.

Afirmamos que Juventud Con Una Misión es un movimiento internacional de cristianos de muchas diferentes denominaciones dedicados a presentar a Jesús personalmente a ésta generación, a movilizar a cuantos sea posible para ayudar en ésta tarea y a entrenar y equipar a los creyentes para que lleven a cabo su rol en el cumplimiento de la Gran Comisión. Como ciudadanos del Reino de Dios, estamos llamados a amar, adorar y obedecer a nuestro Señor, a amar y servir a Su cuerpo, la iglesia y a presentar todo el evangelio, a toda persona y alrededor de todo el mundo.

Afirmamos que la Biblia es la palabra inspirada y autoritativa de Dios, revelando que Jesucristo es el hijo de Dios. Creemos que el hombre fue creado a imagen de Dios y que Él nos creó para tener vida eterna a través de Jesucristo. Aunque todos los hombres han pecado y han sido destituidos de la gloria de Dios, Él ha hecho posible la salvación por medio de la muerte en la cruz y la resurrección de Jesucristo. Creemos que el arrepentimiento, la fe, el amor y la obediencia son la respuesta adecuada a la iniciativa de la gracia divina y que Dios desea que todo hombre sea salvo y venga al conocimiento de la verdad. Creemos que el poder del Espíritu Santo es demostrado en y a través de nosotros para llevar a cabo el último mandamiento de Cristo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”. (Marcos 16:15)